dimecres, 17 de juny del 2009

¡No tenéis vergüenza!

¡No tenéis vergüenza!

Suena la música de mi móvil, es un mensaje de un camarada y gran amigo de Sevilla, lo abro, y no doy crédito a lo que pone: “han detenido a Juana Orta”. Fue como un fuerte puñetazo en la nariz, me quedé tonto, sin poder decir nada, sin poder articular palabra alguna, desorientado. Cuando reaccioné, hice las llamadas oportunas para confirmar lo sucedido, y sí, había ocurrido, a Juana la habían detenido. Registraron su casa, poniéndolo todo patas arriba, la humillaron, la vejaron. Finalmente, la pusieron en libertad con cargos.

Si ya es de por si poco creíble, y más propio de una película de James Bond, el supuesto plan de fuga de miembros de ETA de diferentes cárceles del Estado español, menos lo es que Juana Orta, con más de 60 años, y con un estado de salud débil, participara en el mismo, y eso es algo que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado saben, y lo saben más que de sobra. Quizá por eso duele más su detención, porque es un ensañamiento, y porque es sencillamente ridículo. ¡No tenéis vergüenza!¡Ninguna!

Hay que tenerlo claro: la detención de Juana Orta no es más que otro episodio más en la lucha constante del Estado español por criminalizar la disidencia política e ideológica y por castigar los ejemplos de solidaridad. Si tenemos claro que es estúpido acusar a Juana de participar en un plan de fuga de miembros de ETA, lo único que el Estado español puede tener contra ella es su trayectoria impecable de lucha al servicio de los trabajadores y de los derechos nacionales del pueblo andaluz. Juana empezó su trayectoria de lucha hace muchos, muchos años, en la desparecida ORT (Organización Revolucionaria de los Trabajadores) y en el SU (Sindicato Unitario), en este sindicato, Juana destacó siempre por su combatividad y honradez, siempre al servicio de la organización y la lucha obrera, dando ejemplo del tipo de sindicalismo al que debemos aspirar todos aquellos que apostamos por el sindicalismo de clase. Posteriormente, Juana participaría en la fundación del partido independentista de izquierdas Nación Andaluza (NA), como miembro de esta organización ocupó diferentes cargos en la dirección del mismo en los que siempre demostró naturalidad y sencillez, además de implicar al partido en Huelva en los diferentes movimientos sociales y populares, el más conocido de ellos, la plataforma por la defensa del Parque Moret. Como se ha puesto de relieve en estos días, Juana es una mujer querida y respetada en Huelva, hasta el mismo Alcalde, del PP, no ha tenido más remedio que reconocer y respetar su trayectoria, porque Juana, no tiene nada que ocultar ni que esconder, y mucho menos a su gente, a sus vecinos.

Repito, hay que tenerlo muy claro: el delito de Juana es ser independentista andaluza de izquierdas, querer una Andalucía libre y socialista que pueda decidir su futuro en paz y libertad, pero hay algo más, en un mundo en una crisis profunda como la que estamos viviendo, el que existan ejemplos de personas solidarias como Juana molesta y mucho al régimen español, nos quieren egoístas, insolidarios, consumistas, y encerrados en nosotros mismos. En estos momentos de crisis, los comportamientos solidarios como el de Juana son especialmente perseguidos, porque en la solidaridad está sin duda alguna una de las claves para superar de una vez por todas este modelo socioeconómico de miseria y opresión.

Tal y como alguien ha recordado en estos días, a Juana se le hizo en la IV Asamblea Nacional de Nación Andaluza celebrada en Málaga en 1996 un homenaje a su trayectoria militante, en aquellos momentos, yo era militante de NA y participé junto a otros miembros jóvenes en ese emotivo y merecido homenaje. Juana y la Asamblea Local de NA de Huelva siempre estuvo ahí conmigo cuando a mí me tocó sufrir los golpes de la represión, y esas son cosas que jamás se olvidan. Por eso, Juana, camarada, quiero enviarte un beso solidario muy fuerte desde Málaga, quiero que sepas que aquí estoy para lo que haga falta. Lo mismo les digo a los compañeros de Nación Andaluza.

Sólo me queda decirles una cosa a los esbirros de Rubalcaba: ¡No tenéis vergüenza! Lo de Juana solo demuestra vuestra estupidez y vuestra mala leche, ir a por una persona débil de salud, y hacerle pasar ese mal rato, aunque yo sé que después de todo Juana puede con eso y con mucho más, solo puede indicar lo desesperado que estáis por acabar con la disidencia en Andalucía y en todo el Estado español, y esa desesperación es solo fruto del miedo que sentís a que un día seamos fuertes y acabemos con vuestro Estado español y vuestro sistema de miseria y opresión. Siento deciros que el ejemplo de Juana y de mucha más gente en esta Andalucía ha cundido.

Antonio Torres, “Antón”

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